El estrés es uno de los factores que aumenta el riesgo de sufrir dolor muscular, especialmente en la espalda. Pero no es el único efecto que tiene en nuestro cuerpo. Un estrés constante en nuestro día a día puede provocar un aumento de la presión arterial, alteración del sueño, dolor de cabeza, irritación y cambios en el estado de ánimo.Todos podemos sufrir episodios de estrés en algún momento, ya sea en el trabajo o en nuestra vida privada, pero es cuando se produce de forma reiterada cuando puede llegar a afectar a nuestro cuerpo.
Tensión muscular
El dolor de espalda es uno de los principales síntomas que provoca el estrés y la ansiedad en nuestro cuerpo y afecta sobre todo a nivel muscular. Durante estos episodios, los nervios están más rígidos y los músculos se contraen, comprimiendo las vértebras y provocando dolor. En situaciones de mucho estrés, la contractura puede aparecer incluso de forma espontánea o ante esfuerzos físicos muy pequeños.
El estrés también puede afectar a la coordinación de los distintos grupos musculares que participan en el correcto funcionamiento de la espalda. Los más importantes, los abdominales y paravertebrales, se coordinan de forma natural para mantener el equilibrio y la postura erguida durante el movimiento con la ayuda de los reflejos nerviosos. En episodios de estrés, no obstante, estos reflejos pueden verse afectados provocando que la musculatura se contraiga de forma inadecuada y facilitando el riesgo de lesión.
Consecuencias del estrés para tu espalda
En la mayoría de los casos, el estrés ocasional no tiene mayor consecuencia que el dolor de espalda puntual. Es cuando se sufre de este nivel de estrés de forma periódica o constante cuando el dolor puede llegar a persistir más tiempo e incluso hacerse crónico.
Consejos para reducir el dolor de espalda
En estos casos, lo primero que se debe hacer es intentar reducir los niveles de estrés y ansiedad en la medida que nos sea posible: ya sea resolviendo las situaciones que lo provocan o aprendiendo a vivir con él mediante mecanismos psicológicos o dedicando cierto tiempo a actividades que nos ayuden a desconectar. Si esto no funciona y consideras que los episodios de estrés aparecen con cada vez más frecuencia y sus consecuencias cada vez son mayores, se recomienda la visita con un especialista que estudie y trate el caso.
Por otra parte, hay medidas que pueden ayudar a reducir el impacto del estrés en la salud de los músculos, especialmente en los de la espalda:
1. Estilo de vida activo
Mantener cierto grado de actividad física en el día a día es fundamental para prevenir el dolor de espalda y sentirse mejor a nivel global. Además, el ejercicio contribuye a controlar los niveles de estrés y ansiedad y reduce su impacto sobre el cuerpo. Se puede empezar a incorporar mediante sencillas rutinas como ir caminando al trabajo, subir por las escaleras en vez de en ascensor o hacer excursiones en bicicleta durante el fin de semana. En función de las posibilidades físicas y de los gustos de cada persona, también se recomienda la práctica de algún deporte aeróbico como correr, patinar, jugar a tenis o nadar.
2. Higiene postura
Conocer y cumplir lo máximo posible las reglas de higiene postural en la vida cotidiana reducirá la carga que debe soportar la columna vertebral y el riesgo de contracturas. No permanecer en la misma postura durante demasiado tiempo, alternar momentos de descanso con momentos de actividad, vigilar nuestra postura al sentarnos en la oficina o al levantar y transportar peso son solo algunas de las medidas que se deben tener en cuenta para reducir el dolor de espalda.
3. Desarrollo de la musculatura de la espalda
Además de mantener un estilo de vida alejado del sedentarismo, el entrenamiento específico de la musculatura de la espalda es especialmente útil para las personas que sufren estrés y dolor a diario. Fortalecer el abdomen, la zona lumbar y la cervical disminuirá el riesgo de contractura y de lesión en toda la zona y te permitirá enfrentarte a momentos estresantes desde un mejor punto de partida.