5 Trucos para reeducar a tu cuerpo
Los primeros días de vuelta al trabajo son clave para establecer buenos hábitos posturales y sencillas rutinas de ejercicios que te ayuden a evitar dolores que, a la larga, pueden derivar no solo en una lesión, sino también en un trastorno físico. Empieza el “curso” laboral con buen pie aplicando los siguientes consejos:
1. Pasea en los descansos
Si trabajas sentado, es importante levantarse cada aproximadamente dos horas para dar un breve paseo por los pasillos de la oficina, beber agua, estirar las piernas y aliviar tensión a la columna vertebral, que puede sufrir lesiones en cervicales, hombros, articulaciones y zona lumbar.
Si trabajas de pie, aprovecha los tiempos de descanso para caminar, moverte y relajar los músculos de piernas, pies, brazos y manos en la medida de lo posible. Esto te ayudará a aliviar tensión, contracturas y posibles lesiones de mayor gravedad.
2. Mantén una buena postura
Especialmente si trabajas todo el tiempo sentado, es importante prestar atención a la postura e intentar mantenerla de forma correcta el máximo tiempo posible. La postura ideal implica apoyar la espalda totalmente sobre el respaldo de la silla, desde la zona cervical hasta la lumbar, y acercarse a la mesa de forma que esta quede a la altura aproximada de los codos y la pantalla a la de los ojos. Por su parte, los pies deben estar totalmente apoyados sobre el suelo y las piernas, sin cruzar, deben estar dobladas en un ángulo natural de unos 90 grados. Si, una vez ajustada la silla con estos parámetros, no llegas a tocar el suelo con los pies, lo ideal sería conseguir un reposapiés que te permitiese corregir la situación.
3. Estira antes y después de la jornada
Unos sencillos estiramientos antes de empezar y tras acabar la jornada pueden aliviar la fatiga muscular, relajar los músculos después del estrés del día y acelerar su recuperación en caso de haber mantenido una mala postura de forma prolongada. Además, los ejercicios de estiramiento pueden reducir el riesgo de que el dolor derive en una lesión de mayor gravedad.
4. Gestiona los niveles de estrés
Los primeros días de reincorporación al trabajo pueden ser especialmente estresantes. Muchos correos por leer, reuniones, entregas acumuladas, sentirte desconectado de todo, etc. Todos estos factores pueden provocarte estrés o ansiedad y, entre otros síntomas, tensión o dolor muscular, principalmente en la zona cervical. En el mismo puesto de trabajo, es importante reconocer cuáles son exactamente las causas de ese estrés e intentar, en la medida de lo posible, cambiar rutinas con el objetivo de minimizarlas. También es importante incluir actividades fuera del trabajo que te aporten herramientas para enfrentarte a él de la forma más respetuosa para tu cuerpo y tu mente. Realizar actividad física con regularidad, practicar técnicas de relajación como respiración profunda, yoga o pilates o reservar un tiempo del día para realizar una actividad que te motive son acciones fundamentales para conseguir este objetivo.


5. Aplica calor y un masaje por la noche
Si al final del día sientes molestias en algún punto de la espalda o las extremidades, puedes aliviarlas realizándote un masaje con una pomada o espuma de alivio del dolor que te ayude a relajar los músculos, disminuir las molestias y mejorar la circulación sanguínea de la zona.