Primer día en el gimnasio. Acabas el entrenamiento y algo dentro de ti ya lo nota. Agujetas. Lo más probable es que al día siguiente te levantes con dolores musculares y falta de elasticidad. Todos las hemos tenido alguna vez y todos hemos oído y propagado muchas afirmaciones y consejos sobre ellas. Pero, ¿es cierto todo lo que se dice?
¿Qué son las agujetas?
Sabemos cuáles son los síntomas: dolor muscular intenso y localizado, molestias de 2 a 5 días y rigidez muscular. Pero la cuestión es que todavía no se ha encontrado una teoría definitiva y científicamente probada sobre qué son las agujetas exactamente. La teoría más aceptada actualmente es que se tratan de microlesiones musculares: lesiones en las fibras musculares atrofiadas o menos resistentes que se producen por realizar actividades físicas intensas o que requieren un esfuerzo mayor al que está acostumbrado el músculo. Con la microlesión, las fibras musculares expulsan metabolitos o desechos que resultan irritantes y provocan una inflamación de las fibras nerviosas, causantes del dolor.
En definitiva, las agujetas podrían considerarse un indicador de nuestro cuerpo para conocer mejor nuestros límites a la hora de hacer ejercicio. Ahora veremos cuáles son algunos de los mitos más extendidos sobre ellas:
Quizás el mito más extendido sobre las agujetas. Este consejo viene de la anterior teoría que decía que las agujetas aparecen al hacer un sobreesfuerzo físico, que provoca una cristalización del ácido láctico que pincha los músculos. Con el agua y al azúcar se suponía que se ayudaba a la disolución de esos cristales, reduciendo el dolor. No obstante, nunca se han llegado a observar estos cristales ni se ha probado la teoría.
No por mucho estirar te levantarás sin agujetas. Estirar, antes y después del entrenamiento, es una práctica esencial para aclimatar el músculo, prepararte para la actividad y disminuir el riesgo de lesiones. Hace todo esto, pero no evitará que tengas agujetas.
Volver a realizar ejercicio al día siguiente de haberse producido una microlesión muscular, no es una buena idea, y sólo se conseguirá agravar la situación. Lo mejor en estos casos es hacer reposo hasta que el dolor cese, para que se recuperen las microroturas y, cuando volvamos a hacer ejercicio, aumentar la intensidad del entrenamiento de forma gradual para que no se vuelvan a producir.
Aunque muchas veces pueda servir de consuelo, tampoco es cierto. Tener agujetas no quiere decir necesariamente que hayas hecho un buen entrenamiento, simplemente es un indicador de que has llevado al extremo a tu cuerpo y este ha reaccionado. Por eso, si no haces deporte de forma habitual, es recomendable iniciarse de forma progresiva.
Al igual que el agua con azúcar, el bicarbonato o las sales de frutas tampoco quitan las agujetas. Los métodos más eficaces para aliviar el dolor provocado por agujetas son: antiinflamatorios no esteroideos, masajes con cremas antiinflamatorias para aumentar el riego sanguíneo y crioterapia o aplicación de frío.